La chirimía
Es un instrumento musical de
posible origen árabe e importado a nuestras tierras por los conquistadores,
cuyo sonido parecido al del oboe gustó a los aborígenes quienes lo introdujeron
en sus ritos religiosos con la aprobación de los españoles. En la actualidad, es un instrumento de mayor
popularidad, gusto y aceptación entre los nativos, por lo que podemos citar que
su evolución es netamente guatemalteca ya que es fabricada en esta región.
Organológicamente, La
chirimía es un instrumento de viento cuyos elementos constitutivos son: un
cuerpo hueco longitudinal hecho de madera y una embocadura compuesta por dos
lengüetas hechas de hojas vegetales; cortadas éstas en forma de “V” y amarradas
a un pequeño tubo cónico de metal, conocido también como “Tudel” que, a
su vez, se introduce en el extremo proximal del cuerpo tubular, también un
piruet hecho más a menudo de un carrete de hilo cortado en medio y puesto sobre
el extremo próximo del tudel. Este cuenta
con seis agujeros de digitación en la parte delantera del cuerpo, más tres
agujeros adicionales de afinación taladrados en línea horizontal debajo de una
especie de engrosamiento del cuerpo, el cual termina en una bocina falsa. Junto a un tambor cilíndrico de doble parche
y mediana talla, tocado con un par de baquetas coronadas de hule, la chirimía
representa uno de los conjuntos fijos del ámbito de las prácticas musicales
indígenas de Guatemala. Formado por dos
músicos, ejecuta en una amplia gama de contextos religiosos y cívicos; no
obstante, el contexto que determina buena parte de su repertorio de piezas
musicales, es el Baile de la Conquista1. Se trata de una danza que
por medio de la palabra, el vestuario y la máscara, la coreografía y la música
relata la llegada de los españoles, la derrota de los k’ichés y la conversión
de los indígenas sobrevivientes a la fe Cristiana.
Las Partes de la
Chirimía
Figura 1.
Lengüeta doble:
Normalmente está hecha de hojas de palma (Arecaceae) atada en su extremo
inferior por medio de cáñamo o hilo.
Piruet: Su
función es unir la lengüeta doble, hacia el extremo próximo del tudel de
aluminio.
Tudel de Aluminio:
Permite el paso del aire al ensamblarse con el cuerpo de la chirimía.
Cuerpo de Madera:
Como su nombre lo dice, este es el cuerpo del instrumento, en él se encuentran
los agujeros tanto de digitación como de afinación y en su extremo inferior se
localiza la campana.
Agujeros de Digitación:
Estos Agujeros le permiten al músico crear distintas melodías al momento de
colocar los dedos sobre ellos para regular el flujo del aire y producir
sonidos.
Agujeros de Afinación:
Estos agujeros son bastante importantes para el instrumento, pues la función
que tienen es darle la afinación al mismo, estos son tres orificios que se
encuentran arriba de la campana.
Campana:
Esta se encuentra en la parte inferior del instrumento, permite la salida del
aliento que fluye en el interior de la chirimía y en ella se encuentran los
agujeros de afinación.
Pasos para elaborar
la lengüeta doble
Materiales:
·
Hojas de palma
·
Hilo de cáñamo
·
Vaso plástico No. 5
·
Agua o aguardiente
·
Tijeras
1) El primer paso para realizar la lengüeta
de la chirimía es cortar con tijeras las hojitas de palma justo por la mitad.
Figura 2
2) Remojar las hojas de
palma en agua o aguardiente utilizando el vaso de plástico, para que no se
rajen o quiebren al momento de trabajarlas.
Figura 3
3) A la hoja humedecida se
debe retirar la orilla dura o nervadura para mejorar el doblez.
Figura 4
4) Doblar la hoja en forma
de arco y quebrarla por la mitad para conseguir la lengüeta doble.
Figuras
5 y 6
5) Al obtener la hoja húmeda
y doblada justo a la mitad, con las tijeras se debe recortar por las orillas el
extremo separado, dándole una forma de “V”
o “T”.
6) Podemos tomar el tudel
(tubo metálico y piruet) y ajustamos hacia adentro el piruet a manera que el
extremo superior del tubo sobresalga por arriba.
Figura 8
8) Los extremos abiertos de
la lengüeta, con los dedos debemos curvearlos hacia adentro y luego colocarlos dentro
del agujero del piruet, justo donde sobresale el tubo de metal.
Figura 9 y 10
9) Una vez insertada la
doble lengüeta sobre el tudel, utilizando el hilo de cáñamo debemos enrollar
éste alrededor de la hoja fuertemente a manera de sujetarla bien y no dejar
escapar el aire.
Figura 11, 12 y 13
10) Como último paso,
utilizando nuevamente las tijeras debemos recortar la parte superior de las
hojas, justo donde se encuentra la línea de doblez, y luego podemos moldearla a
un tamaño más pequeño, obteniendo como resultado la lengüeta doble de la
chirimía.
Figura 14
Raíces coloniales
La práctica de tocar
la chirimía forma parte del legado español y su presencia en el Nuevo Mundo
puede rastrearse hasta los primeros años de la Colonia2. A pesar a su fuerte asociación actual con el
Baile de la Conquista, la chirimía no pertenecía, a diferencia del tambor de
dos parches, al instrumental militar español y, por lo tanto, no participó en
el primer “choque cultural musical”.
Entre los instrumentos musicales de tipo europeo fabricados a nivel
local inmediatamente después del establecimiento de las primeras estructuras e
instituciones coloniales: “los primeros instrumentos construidos en estas
tierras fueron flautas: después, oboes (chirimías) y más tarde, violas, fagotes
y cornetines. Poco tiempo después no había un solo instrumento que se tocase en
las iglesias, que los indios de las grandes poblaciones no supiesen construir y
tocar. No fue necesario ya importarlos
de España.
Tras la rapidez y
capilaridad de este proceso de transculturación musical, propulsado sobre todo
por la ideología misionera, debe ocultarse un intenso tráfico de ideas y
conceptos, de artefactos (libros, instrumentos, repuestos) y por supuesto, de
seres humanos cuyas dimensiones y condiciones se empiezan a conocer poco a
poco. Una de las redes de distribución
musical más importantes la formaba el clero regular, otra los músicos o
ministriles seculares (instrumentistas, cantantes, maestros de capilla y de
coro) que llegaron en gran número al Nuevo Mundo, algunos contratados ya desde
España, la mayoría con la esperanza de encontrar trabajo aquí. Una tercera red finalmente la formaban
mercaderes, es decir, exportadores e importadores especializados en el comercio
de utensilios musicales, pero también boticarios o tenderos ordinarios que
pusieron en venta libros e instrumentos musicales junto a clavos, hierbas
medicinales, espejos, telas finas y vino, todo de proveniencia europea.
Algunas de las
dimensiones del tráfico “musical” se muestra bien en la famosa colección de San
Miguel Acatán, denominada así porque fue en este pueblo ubicado en los
Cuchumatanes huehuetecos donde se reunieron en 1963 una serie de libros y
manuscritos de los siglos XVI y XVII hallados en San Juan Ixcoy, Santa Eulalia,
San Mateo Ixtatán y Jacaltenango, por dos padres Maryknoll. Esta colección se
compone de libros impresos y de copias de libros de canto llano o gregoriano y
de música polifónica, o sea, de copias de composiciones europeas, pero también
ya de composiciones originales de varios compositores indígenas. Son como
mínimo tres niveles en los que, en este caso, el tráfico de libros musicales se
vuelve tangible o que se perciba de manera precisa mediante dicha colección:
2. Hasta la fecha no
existe evidencia del principio de la doble lengüeta en el instrumental maya
prehispánico.
1. El tráfico a nivel
local que se revela a través de las concordancias entre los manuscritos
provenientes de los cuatro pueblos mencionados, remitiendo aquellas a un
intenso intercambio de copias de composiciones polifónicas. Además, una nota
agregada en uno de los folios de Santa Eulalia y dirigida al maestro de capilla
de Chiantla demuestra que este intercambio se extendió sobre toda el área.
2. El tráfico a
mediana distancia al cual remite la presencia de la edición de un salterio
dominico impreso ya en 1563 en la ciudad de México por Pedro de Ocharte.
3. El tráfico en
ultramar finalmente representado, entre otros, por un procesionario dominico,
proveniente de Venecia. Este libro fue
adquirido en 1561 por el alcalde de San Juan Ixcoy.
Puedo mencionar en
esta investigación al respecto del tráfico de instrumentos musicales, un solo
ejemplo: en el verano de 1600 salió desde España una flota de tres barcos hacia
Veracruz, llevando entre su mercancía varios pedidos de utensilios musicales. Entre ellos, un pedido de cuerdas de vihuela,
destinadas a un boticario de Santiago de Guatemala, y otros que consistió en
una gran cantidad de distintos instrumentos de viento: Flautas de varios
tamaños, un bajón y un sacabuche, dos cornetas, dos cornamusas o gaitas y
finalmente, “dos ternos de chirimías”. Desde muy temprano
ya no era necesario importar instrumentos musicales desde España, aun así, la
reproducción local de modelos musicales europeos, sea en forma de copias de
libros, de instrumentos y de la música misma, ejecutada por coros y conjuntos
instrumentales indígenas o compuesta localmente, era de suma importancia para
la distribución tan rápida del legado musical europeo en el Nuevo Mundo. Y es
desde allí donde debe haber empezado la larga serie de reinterpretaciones de
este legado, pues no se ha interrumpido hasta nuestros días.
Sin embargo, aunque
sabemos que estos procesos ocurrían primariamente en el seno de instituciones
que llegaban a constituir “la costumbre” entre las que destaca la de la
cofradía en muchos otros aspectos de escasez y relativa carencia de precisión
de las fuentes se interponen al intento de documentar dichos procesos con
detalle. Este problema historiográfico
se plantea, por ejemplo, cuando se trata de comprobar una continuidad entre los
distintos tipos de chirimías que actualmente están en uso en Guatemala, y los
instrumentos del mismo nombre testimoniados por las fuentes del siglo XVI. Es de asumir que estos últimos, ejecutados en
la esfera de la música eclesiástica y en ciertos ámbitos de la música secular,
entre ellos el ámbito cortesano, se distinguieron marcadamente de los primeros,
no sólo en su tamaño, la forma de su tubo interior o el número de sus agujeros
de digitación, sino también en cuanto a ciertos aspectos tecnológicos generales
relacionados con su hechura y acabado.
En concreto: mientras que las chirimías de los siglos XVI y XVII, cuyos
contextos de ejecución acabamos de mencionar, contaban por lo general con un
tubo interior cónico, con un tamaño que aún en el representante más pequeño o
más común de esta familia instrumental no bajaba de 45 cm. Y con una norma de siete agujeros de
digitación, los tipos de chirimías contemporáneas usadas en Guatemala suelen
tener seis agujeros de digitación, una largura que apenas sobrepasa los 35 o 37
cm, con la embocadura puesta y un tubo interior cilíndrico. Además, su acabado,
al respecto de los agujeros de digitación o del tubo interior, por ejemplo,
muestra por lo general un cuidado menor que el de los instrumentos renacentistas.
Figura 15. http://repositorio.cesmeca.mx
Existen dos tipos
vigentes de relaciones históricas de los instrumentos de la colonia y
contemporáneos, hoy en día se pueden rastrear apenas hasta las primeras décadas
del siglo XX. Daré a conocer brevemente en esta investigación estas
trayectorias generales:
1. Existe una
relación histórica directa entre los instrumentos coloniales y los
contemporáneos, en tal sentido que los últimos resultarían de una adaptación
perteneciente a la raíz de los modelos originales a conceptos estéticos y
circunstancias sociales y tecnológicas locales. Estos conceptos y
circunstancias mencionadas pueden comprenderse de diferentes maneras: como una
pérdida de conocimientos y habilidades tecnológicos acerca de la hechura del
instrumento; una suerte de economización de los recursos materiales y
tecnológicos invertidos en su hechura; un acercamiento morfológico y acústico a
ciertos tipos de flautas con una trayectoria local ya más larga. En fin, la
chirimía y la flauta de caña (pito, xul, xolb) son parecidas hoy en día en
muchos aspectos y son muy afines. Esto revela, entre otros puntos, en el uso
ocasional del término “pito” para denominar el cuerpo de la chirimía, la cual
se convierte así en un instrumento distinto de la flauta hasta el momento en
que se le agrega la embocadura de doble lengüeta. El abandono de ciertas
propiedades instrumentales por considerarlas como estéticamente innecesarias o
hasta indeseables, para solamente mencionar unas pocas. Esta adaptación del
instrumento puede haber ocurrido rápido y relativamente temprano, es decir, ya
en los primeros instantes de su reproducción local, o a través de una
transformación gradual en el tiempo.
2. Los modelos de la
chirimía contemporánea no se hallan entre aquellos instrumentos renacentistas
de los cuales hay evidencia física, pictórica y descriptiva, sino entre
instrumentos de otros ámbitos sociales y culturales, posiblemente populares,
que pueden haber llegado al continente americano en cualquier momento después
de la Conquista. Tras esta hipótesis está la suposición de que el tráfico entre
el Viejo y el Nuevo Mundo deben haber incluido, además de lo históricamente
tangible, innumerables tradiciones musicales no documentadas. Sin
contradicciones, la existencia de una combinación de dos chirimías y un tambor
está documentada a finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX.
Existen
investigaciones sobre el conjunto de tambor y chirimía, que son llevadas a cabo
a partir de los años noventa en distintas regiones de Guatemala, y en ninguna
se han encontrado que un conjunto estuviera compuesto por más de una chirimía,
ni que los músicos hubieran recordado una práctica polifónica de sus
antepasados.
El tambor y la
chirimía
En Guatemala existe
un dicho ancestral que dice: “Si el tambor es el corazón, la chirimía es el
espíritu”, este describe a dos de los instrumentos musicales que en esta región
asociamos con toda una diversidad de ocasiones rituales.
De los dos, es la
chirimía la que nos envía a un mundo mucho más complejo y la que nos recuerda a
nuestros antepasados. Junto con el tambor, pueden ser los instrumentos
musicales que encabezan una procesión de Semana Santa, aunque estos no
necesariamente forman parte de la banda que acompaña al cortejo. O pueden ser
los que se tocan, raramente con el acompañamiento de un tun, con un grupo de
personas intérpretes reunidas en un puesto determinado, ya sea en la entrada de
una iglesia, generalmente, antes de que se celebre una misa o una bendición. En
otros casos estos dos instrumentos inseparables pueden acompañar las visitas a
un cementerio y otras celebraciones en buena cantidad de poblados del altiplano
guatemalteco. La presencia de la chirimía y el tambor aún se percibe para
acompañar bailes-drama conmemorativos en muchas áreas remotas de Guatemala, e
incluso de América Latina, la música que produce es única y varía de una región
a otra. Esta tradición es una adaptación de las prácticas precolombinas de
acompañamiento a ceremonias y procesiones religiosas. Estas participaciones en
diversas ceremonias de estas tierras están documentadas desde los inicios de la
época Colonial.
Figura 16 Http://cronicadesociales.org, 17. Digital.nuestrodiario.com
Tipos de madera para
la construcción de la chirimía
Muchos de los instrumentos
autóctonos de nuestra Guatemala son construidos con madera; podemos colocar de
ejemplo nuestra marimba y el tun que cuyo material es extraído del árbol de
hormigo que crece habitualmente en tierras centroamericanas. La chirimía
también es un instrumento hecho de madera y de otros materiales naturales, pues
gracias a estos, el instrumento tiene ese incomparable y reconocible sonido,
existen muchas clases de maderas tropicales y de clima templado con las que se
construyen las chirimías tanto en Guatemala como en México, Francia, Italia,
Grecia, Bulgaria, Marruecos, Túnez, Egipto, Kenia, Turquía, Pakistán, Tíbet,
India, Tailandia, China, Argentina, Colombia y Perú, tales maderas como:
El cerezo: La
madera de cerezo es moderadamente dura, de blancura reducida y duramen rojo
oscuro veteado brillante. No admite variaciones importantes de humedad. Los
radios medulares son muy finos y rectos, lo que hace que admita un bonito
pulimiento.
El durazno: Es
un árbol caducifolio de la familia de las rosáceas que produce el fruto llamado
melocotón o durazno. El árbol es considerado como nativo de China, se cultiva
en todas las regiones templadas y subtropicales del mundo. Las flores nacen
antes que las hojas, aparecen solas o en parejas. El cáliz es acampanado, con
cinco sépalos lobulados; los pétalos son de color rosa y los estambres se
disponen en varios verticilos. Las hojas son lanceoladas con el borde aserrado.
El pinabete: Es
una especie de la familia de las pináceas, y es conocido también como oyamel o
abeto. Estos árboles llegan a medir hasta treinta metros de altura. Crece en
bosques con abundante humedad, como son las zonas montañosas, a una altitud de
entre 1,650 y 3,000 metros sobre el nivel del mar. En México se pueden
encontrar poblaciones de esta especie en los estados de Oaxaca, Guerrero y
Veracruz, aunque también es posible hallarla en el estado de Chiapas.
El guanacaste: Este
árbol es caducifolio (de hoja caduca) muy grande y de rápido crecimiento, que
puede alcanzar dimensiones gigantescas. Crece hasta cerca de los 50 metros de
altura con una amplísima copa hemisférica y cuyo tronco puede sobrepasar los tres
metros de diámetro. Las hojas son pequeñas, de color verde brillante y que se
pliegan en la noche. Sus ramas son grandes y ascendentes. La corteza es de
color gris claro y casi siempre lisa con pequeñas lenticelas alargadas.
El
ébano: Es una madera
básicamente negra, muy pesada, muy dura y difícil de trabajar. El tronco del
árbol presenta una albura blanca, y el duramen, lógicamente negro. Encontramos distintas variedades de ébano, el
africano y el asiático.
El
morro: También
conocido como jícaro, es un árbol originario de América Central y del Caribe,
crece en ambientes secos y cálidos, como el nororiente de Guatemala. De aquí ha
sido llevado a Filipinas y a otras islas del Pacífico. El nombre de morro viene
del español pero el de jícara es de origen prehispánico, siendo originalmente
“xicalli”.
El
cedro: Los cedros constituyen un género de coníferas
pináceas. Son árboles de gran tamaño, de
madera olorosa y copa cónica o vertical, muy utilizados para ornamentación de
parques. Poseen una distribución disjunta: Norte de África, Medio Oriente y el
Himalaya.
Conclusiones
Es muy importante que
nosotros los guatemaltecos conozcamos bastante acerca de nuestra propia
cultura, tradiciones y folclor, ya que todo ello nos muestra la forma en la que
vivían nuestros antepasados, sus ceremonias y sus fiestas mayas. Esta
investigación acerca de la chirimía en Guatemala, a mi criterio personal, me ha
dejado un conocimiento amplio sobre este maravilloso instrumento, es importante
conocer los verdaderos orígenes de este, sobre su utilidad en las celebraciones
tradicionales, los materiales con los que se construye, entre otros. Se puede
apreciar también la utilidad de acompañamiento que el tambor hace junto a la
chirimía, estos dos instrumentos son muy reconocidos por su inseparable
interpretación. Tomaremos en cuenta que estos instrumentos en lugar de
desaparecer, deben ir creciendo y aumentando su riqueza entre las culturas de
Guatemala.
Recomendaciones
Es importante que como
guatemaltecos nos interese la importancia de la chirimía y su inseparable, el
tambor, sobre la cultura de nuestro país, debemos observar con atención cuando
estos músicos ejecuten los instrumentos o cuando vayan en pequeñas procesiones,
no pasarlos por alto o ignorarlos, pues es una de las bellezas que enriquecen a
nuestra Guatemala.
Bibliografía
Sitios de consulta:
·
Biblioteca Nacional de Guatemala.
·
Academia de Geografía e Historia de
Guatemala.
Fuentes:
·
Libro: “La
música en Guatemala”. Eduardo Tánchez, Páginas 23 – 24.
·
Raíces de la música tradicional indígena en
Guatemala: “El caso de la chirimía”. Matthias Stöckli.
·
Tradiciones de Guatemala No 66
“Etnomusicología en Guatemala”. Matthias Stöckli y Alfonso Arrivillaga Cortés.
Páginas 63 – 71.
·
Revista “D” No. 242, de 22 de Febrero de 2009
“Al paso, al Trote, al Galope”. Páginas 16 – 17.
Otras fuentes
Distintas fuentes de información en internet:
·
http://www.suministrosparacuchillos.com/ebano.php
·
http://frutasyfrutosdemitierra.blogspot.com/2010/11/el-morro-un-fruto-polifacetico.html
·
http://repositorio.cesmeca.mx/bitstream/cesmeca/499/1/anuario%20articulo%206.pdf
Anexos
1 Esto tiene un valor
para el altiplano central de Guatemala. En la Alta Verapaz y los Cuchumatanes
huehuetecos el conjunto suele acompañar otra danza de temática bélica llamada Baile
de Cortés.
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